Todo comenzó
con los mesopotámicos y siete objetos que se movían en el cielo a los que ellos
fueron dando el nombre de deidades. Luego llegaron los romanos, adoptaron la
idea y le dieron los nombres a estos objetos astrales que relacionaron con sus dioses. Quedaría
entonces de esta forma:
LUNA, (Dies lunae). Primer día del calendario gregoriano. Dedicado a la Luna.
MARTES, (Martes
dies). Segundo día de la semana. Dedicado a Marte, dios de la guerra.
MIÉRCOLES,
(Mercurii dies). Tercer día de la semana. Dedicado a Mercurio.
JUEVES, (Jovis
dies). Cuarto día de la semana. Dedicado a Júpiter.
VIERNES,
(Veneris dies). Quinto día de la semana. Dedicado a Venus, diosa del amor, el
sexo, la fertilidad y la belleza.
SÁBADO,
(Sabbat). Sexto día de la semana. Día de descanso, en principio dedicado a
Saturno, dios de la agricultura y la fertilidad.
DOMINGO,
(diez dominicus). Séptimo día de la semana. Día del Señor aunque en principio
era el día dedicado al Sol.
De aquí
surge lo que llamamos semana, palabra que deriva del latín septimana (7 días). No siempre fue así, pues lo
romanos en principio tenían una semana de ocho días que cambiaron por la de
siete y que se hizo oficial con Constantino I.
Francia, con la Revolución Francesa estableció una semana de 10 días que abolió
Napoleón. Rusia, hasta 1940, impuso la semana de seis, donde se trabajaban 5
días y se descansaba uno. Así en otros lugares y culturas fueron quitando y
poniendo días, sobre todo por motivos religiosos.
Según la
norma ISO 8601, en la actualidad, la
semana comienza en lunes y termina en domingo en la mayoría de los países.
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